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¿Cómo reestructurar una deuda bancaria?

¿Tienes una o varias deudas por las que sientes que estás pagando demasiados intereses? Si la respuesta es sí, no te preocupes y presta atención, pues en este artículo te hablaremos de una herramienta que te puede quitar varios dolores de cabeza y ayudar a tener unas mejores finanzas personales: la reestructuración de deuda. 

Seguramente en varias ocasiones has escuchado este término pero no sabes bien a qué se refiere, así que lo primero que haremos será explicarte de qué se trata exactamente. 

La reestructuración de crédito consiste en llegar a un acuerdo con la institución financiera a la que le debes respecto a cómo y cuánto se está pagando de dicho préstamo, de tal manera que consigas un menor interés, un descuento en el pago total, o por lo menos y plazo que te sirva más. 

No lo debemos confundir con la consolidación de deudas, dado que esto se aplica cuando tienes varios créditos, regularmente con entidades financieras distintas, y quieres tener uno solo. 

La reestructuración implica una negociación 

Antes de acudir a la sucursal bancaria y solicitar una reestructuración de tu deuda, lo que nosotros te recomendamos es que analices tu caso, es decir, identifica qué tipo de deudas tienes: tarjeta de crédito, préstamo personal, de nómina, automotriz, etcétera. 

También averigua cuál es la tasa de interés que pagas y el costo anual total. Además de otros detalles como el monto del pago mensual, el plazo, las penalizaciones por impago, etcétera. 

Ya que identificaste las características del crédito es momento de pasar a analizar tu estado financiero, es decir, cuáles son tus gastos y tus ingresos, ya que de eso dependerá tu capacidad de pago. 

Ya que tienes toda la radiografía de tu situación, ahora si es momento de acudir a la sucursal y comenzar la negociación. 

Lo ideal es informarse directamente con el banco cuál es el proceso y las condiciones bajo las cuales se llevará a cabo el trato, en el cual deberás intentar conseguir mejores condiciones ya sea una menor tasa o algún tipo de descuento. 

Una vez que hayas conseguido el acuerdo con el que estás satisfecho, es de vital importancia dejar plasmados los compromisos escritos.

¿Cómo sé si necesito o soy candidato a una reestructuración de deuda?

Para saber lo anterior no hay reglas escritas; sin embargo, puedes ser candidato a una reestructuración si eres un buen pagador, dado que eso te puede dar acceso a créditos más baratos. 

También puede ser que necesites esa reestructuración debido a que tus ingresos ya no son suficientes para enfrentar el adeudo. 

Cualquiera que sea tu caso, especialistas de BBVA México dan una serie de puntos en los que debes fijar si quieres solicitar una reestructuración de deuda: 

  • Revisa si realmente la necesitas. Si tienes el dinero para pagar el monto pendiente de un préstamo, no es recomendable optar por la reestructuración, pues preferentemente debe ser una alternativa de emergencia. 
  • Evalúa consolidar la deuda. En ocasiones no es necesario hacer una reestructuración de deuda, y puedes en cambio, consolidarla. Esto es muy común si tienes muchos acreedores y quieres pedir un préstamo que te ayude a deberle solo a uno. 
  • Calcula el pago mensual. Una reestructuración de deuda comúnmente viene asociada a un plan de pagos con una cuota mensual establecida. En ocasiones, el pago mensual puede ser muy alto y difícil de cumplir, pues significa que te quedes con menos efectivo, por lo tanto, antes de llevarla a cabo tienes que calcular tu capacidad de pago mensual.
  • Revisa los plazos. Además de las cuotas que habrá que pagar, otro factor importante a revisar son los plazos, es decir, por cuánto tiempo tendrás que pagar. Una reestructuración de deuda viene acompañada con un plan de pagos que incluye el tiempo que dura el nuevo acuerdo; es muy importante revisar que ese periodo sea conveniente para ti.
  • Conoce todos los costos asociados. Es posible que llegar a un acuerdo de reestructuración de deuda tenga costos derivados. Al final, se está llegando a un nuevo contrato de crédito que puede requerir algunos cargos adicionales que cubran gestiones, trámites notariales o el pago de la negociación. 

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