En España, también existen mecanismos de segunda oportunidad para los deudores. Se trata de instrumentos que rescatan de una mala situación financiera a quien no pudo hacer frente a sus compromisos crediticios.
¿Qué es la Ley de Segunda Oportunidad?
La Ley Concursal y la Ley de la Segunda Oportunidad son instrumentos que pueden utilizarse para apoyar a los acreedores, hacer efectivo el cobro, pero también benefician a los morosos, pues les permiten recomponer su historial financiero para volver a ser sujetos de crédito.
Específicamente, la Ley de la Segunda Oportunidad es un mecanismo legal dirigido a quienes por circunstancias ajenas a su voluntad son incapaces de hacer frente a su pago, así que al acogerse a este ordenamiento pueden solicitar una cancelación o exoneración de su deuda.
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¿Quién puede aplicar para la Ley de la Segunda Oportunidad?
La Ley de Segunda Oportunidad es un recurso legal al que pueden recurrir las personas físicas —tanto particulares como autónomos— que no puedan pagar las deudas contraídas, pero que comprueben que siempre han actuado de buena fe. Una vez que su caso es evaluado por un juez, es posible que se exonere una parte o la totalidad de los compromisos que el moroso incumplió por causas extraordinarias.
¿Cómo funciona la Ley de Segunda Oportunidad?
Este recurso legal ofrece a particulares y autónomos la posibilidad de renegociar o incluso eliminar de forma total o parcial sus deudas cuando no es posible hacer frente a su pago. Es una herramienta jurídica que debe interponerse a través de un gestor jurídico, por lo que será necesario cumplir cuatro requisitos básicos:
- Ser un deudor de buena fe.
- Que las deudas no superen los cinco millones de euros.
- Demostrar que no se cuenta con patrimonio suficiente para hacer frente a las deudas.
- No ser objeto de un concurso culpable.
Aunque es un procedimiento que técnicamente ofrece al deudor la posibilidad de negociar con sus acreedores, la recomendación es acudir con asesores especializados en finanzas personales que facilitarán el proceso para acogerse a esta ley.
De hecho, la Ley de Segunda Oportunidad modifica la Ley Concursal para habilitar el proceso extrajudicial que permite un plan de pago con los acreedores o incluso negociar la exoneración de parte del adeudo.
Si este acuerdo de pagos fracasa, entonces se dará paso a la Ley concursal.
¿Qué requisitos pide la ley?
La Ley de Segunda Oportunidad es un recurso legal al que pueden recurrir las personas físicas —tanto particulares como autónomas— que no puedan pagar las deudas contraídas.
El procedimiento para particulares debe iniciarse ante un notario, mientras que para autónomos se iniciará en el Registro Mercantil o en la Cámara de Comercio correspondiente.
Es necesario entender que la Ley de Segunda Oportunidad no es un instrumento que permita librarse de los pagos o exima al deudor de su responsabilidad. Más bien es una especie de salvavidas o herramienta de auxilio para quien ha demostrado ser buen pagador, pero atraviesa una mala etapa económica.
Por eso, para recurrir a este mecanismo el deudor debe cumplir una serie de requisitos encaminados a probar que se trata de una persona que ha actuado de buena fe. Esto implica los siguientes cinco requisitos básicos:
- Concurso no es culpable. Esto significa que la situación de insolvencia no se ha producido mediando dolo o culpa grave.
- No haber mentido sobre la situación de insolvencia. Tampoco ocultar documentación relevante para el procedimiento.
- No haber sido condenado por delitos contra el Patrimonio, Hacienda, Seguridad Social o contra los derechos de los trabajadores, en los últimos 10 años.
- No haber intentado llegar a acuerdos extrajudiciales de pagos con los acreedores de su deuda.
- No haberse acogido a la exoneración de pagos en la última década. Esto significa que no es reincidente, pues estos mecanismos de apoyo al deudor buscan que retome una vida financiera saludable.
También hay que mencionar que habrá que comprobar que el deudor no ha rechazado una oferta de trabajo acorde a la capacidad profesional, en los 4 años anteriores. Estos elementos prueban que el moroso no ha actuado de mala fe, pues en ocasiones las situaciones de impago se generan por factores extraordinarios como el desempleo, el atender una emergencia familiar o una enfermedad.
Habría que subrayar que los deudores también tienen derechos y con base a éstos pueden acogerse a los beneficios de la Ley de Segunda Oportunidad. Solamente las deudas que superan los cinco millones de euros no pueden ampararse en esta regulación.
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Consecuencias de la Ley de Segunda Oportunidad
La aplicación de la ley comienza con la valoración del deudor, con lo que el moroso podrá conseguir pagar el umbral de deuda mínimo —al menos el 25% del pasivo ordinario— o podrá someterse a un plan de pagos.
La exoneración de las deudas implica los créditos ordinarios. El resto de las deudas que queden pendiente al acreedor son las que se incluirán en un plan de pagos y tendrá que pagarlas en el periodo máximo de cinco años, entre ellas, las que tuviese con Hacienda y Seguridad Social.
Una de las principales consecuencias de la Ley de Segunda Oportunidad es que luego de su aplicación correrá un periodo de vigilancia de 5 años para evitar que el deudor actúe de forma fraudulenta frente a los acreedores, obteniendo dinero oculto o mejorando su situación económica.
Reparadora de crédito, una opción más
Si te encuentras en una situación de impago, puedes acudir a una reparadora de deuda donde sus especialistas en finanzas personales te podrán explicar qué opciones tienes para salir de ese problema de mora y si esta ley aplica a tu caso.
El modelo de negocio de la reparación de crédito implica planes de ahorro diseñados a la medida de cada moroso, de esa manera logran que las personas liquiden todos sus compromisos con sus propios recursos. Como expertos, estos “reparadores” podrán realizar negociaciones con los acreedores con los descuentos negociados que permitan finiquitar el adeudo en mejores condiciones para ambas partes. Hay que aclarar que las reparadoras no prestan dinero ni compran cartera.
La desinformación no es una alternativa ante una situación de impago. Acércate a preguntar. Antes de contratar cualquier servicio revisa que la reparadora que decidas contratar esté legalmente constituida, tenga casos de éxito reales (con clientes plenamente satisfechos) y se apegue a una autorregulación estricta que te dé certeza y confianza. Deberá exhibir un contrato y explicar con claridad cuáles son sus servicios y cláusulas.
Resuelve tu Deuda es una firma plenamente acreditada frente a las autoridades y es muy clara en los servicios que ofrece. La Universidad de Stanford incluso ha documentado el caso de éxito de esta firma, en el artículo “Fintech en mercados emergentes”.
¿Cómo funciona Resuelve tu Deuda?
Cuando un deudor llega a una situación de impago y la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito (ASNEF) registra que esa persona perdió su capacidad de pago y que ya no es confiable para solicitar nuevos préstamos, entonces una reparadora de crédito seguirá estos pasos:
- Revisará el caso del deudor. Cada persona cuenta con una situación distinta, por lo que no todos los planes de pago pueden ser iguales.
- Buscará un acuerdo con los acreedores. Analizará si esto es posible a través de un proceso judicial o con un acuerdo extrajudicial.
- Negociará el pago. Identificará las mejores condiciones para que el deudor pueda pagar un porcentaje menor al que solicitó y también negociará que el acreedor acepte recuperar al menos una parte de lo prestado, en un esquema que beneficie a ambas partes.
- Diseñará un plan de ahorro para el deudor. El dinero ahorrado servirá para liquidar el monto acordado para saldar el adeudo.